La agilidad de una organización se define por su capacidad para adaptarse rápidamente a las fluctuaciones de la demanda, abarcando cambios de volumen y variedad. Una cadena de suministro ágil aprovecha la información actual para optimizar las operaciones existentes y emplea datos en tiempo real para pronosticar la demanda, lo que en última instancia mejora la eficiencia y la productividad generales.
Para comprender el concepto de una cadena de suministro ágil, es imperativo comprender la importancia de la agilidad en el dinámico panorama empresarial actual, donde la volatilidad y la demanda impredecible se han convertido en el estándar. La competencia, la capacidad de respuesta, la rapidez y la flexibilidad son componentes integrales de la gestión diaria de las funciones de la cadena de suministro ágil. Más allá de la mera velocidad, lograr una mayor capacidad de respuesta a las necesidades del mercado exige un mayor nivel de maniobrabilidad, comúnmente denominado agilidad.
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